Una tela rancia de tapiceria cae detrás de su espalda y lo protege ( o lo abandona) en la oscuridad mas perfecta del detrás de escena. La respiración que no llega a ningún lado, ruidosa como sifón de soda vació, y las manos…. Las manos transpiradas desde las que se escurre las pocas partes de letra que aun recuerda, mientras las va olvidando. Blanco. Mente en blanco y piernas que tiritan sobre un piso astilloso. La piel de pollo, de pollo que espera ser degollado desplumado y hervido en puchero. La saliva como brea en la orilla de un mar inmenso, pegajosa, negra, intragable. El cuerpo entumecido y el pensamiento empacado. Una luz que enceguece, luz que acusa y pide declaraciones y si no picana. Dale habla o sino te cocinamos. Y después las risas. Risas desde las profundidades. Risas que señalan el cuerpo desnudo, los pies de pato y el pito dormido. La brea que empasta la garganta y asfixia. Espera paralizado y convulsiones a la vez el veredicto de su emperador, la mirada de sus verdugos. Los otros, los que ríen, o peor aun los que callan, los que tosen. No hay letra, no hay aire, todo tiembla, todo se desmorona. Se sube el telón.
maría
domingo, 23 de agosto de 2009
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Pff...
ResponderEliminarBrillante.
Cuando se cierra tu telón, te aplaudo.
N.
Voy a robarte frases de este texto. Lo juro.
ResponderEliminarEl que avisa no traiciona.
Te quiero (aunque te robe)
Vale!