Oscurece. Sus ojos se llenan de tierra y de hojas y de noche. Oscurece y el techo se le viene encima pesado, hermético, inviolable. Oscurece y las horas han declarado paro y no hay quien diga lo contrario. Oscurece y las manos se le ponen frías y los labios secos, duros. Oscurece y todo lo que sabía se borra de repente y desaparece para siempre.
Oscurece así por primera vez.
Vale
sábado, 1 de agosto de 2009
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