Sus cientoveintitantos, ya perdio la cuenta, kilos desparramados en aquel sillon de dos plazas. Restos de delivery en su mesa, en su camiseta, en la frazada, entre su barba de hace dias. Los ojos astillados fijos en los labios que, al ritmo de una mojarrita recién salida del agua, van vomitando sonidos en español neutro. Olor a humo, a pedo, a sudor impregnado, a leche cortada. La cara sudada y vuelta a secar, las imágenes que se siguen unas a otras iluminandole la cara, la sordida risa que le produce el coito de unos elefantes por animal planet y un eructo que corona la escena.
maria, seca por dentro
jueves, 17 de septiembre de 2009
LA MENTIRA
LA MENTIRA
Miento porque no me tiene confianza.
Si no me tiene confianza, no me cree
Entonces, ¿Para que miento si no sabe que es mentira?
Yo, ¿Creo que me creerá más si es mentira?
O es que si es una mentira no importa que no la crea?
Y en todo caso, ¿Por qué creo que no me cree?
¿El no me tiene confianza?...¿Yo no se la tengo a él?
O acaso yo no me creo y perdí la confianza en mí?
ALICIA
Miento porque no me tiene confianza.
Si no me tiene confianza, no me cree
Entonces, ¿Para que miento si no sabe que es mentira?
Yo, ¿Creo que me creerá más si es mentira?
O es que si es una mentira no importa que no la crea?
Y en todo caso, ¿Por qué creo que no me cree?
¿El no me tiene confianza?...¿Yo no se la tengo a él?
O acaso yo no me creo y perdí la confianza en mí?
ALICIA
miércoles, 9 de septiembre de 2009
DOS CONSIGNAS EN UNA
Se pasaría horas, días enteros a orillas de la vía mirando el ir y venir de los trenes.
Siempre le gustó viajar en tren, cerrar los ojos y conectarse con el ritmo uniforme que propone el paso del gigante por las vías...como un mantra que lleva a su mente a otras dimensiones.Cierra los ojos y vuela, viaja por mundos desconocidos, nuevas realidades. ¿Hacia dónde quiere ir?
Abre los ojos, las casas con las ropas secándose en las sogas pasan rápido, como los árboles.¿Quién dijo que los árboles no corren? Él hace años que los ve correr apurados hacia el camino contrario al de su tren...ese tren que lo lleva... ¿Adonde?
Cierra los ojos nuevamente. Ahora tiene seis años. Vuelve de la escuela pensando en el juguito de tomate que le tendrá preparado su mamá. Abre la puerta, todos lloran. Su abuela lo abraza,su hermano está tirado en la cama boca abajo ahogando el llanto. ¿Dónde está mamá? Nadie contesta, nadie se atreve. Su papá lo alza: "Mamá murió"...murió, murió murió murió murióooooo...La palabra retumba dentro de su cabeza golpeándole el alma. Sale corriendo. Su hermano se levanta, lo alcanza:"Mamá se fue con el tren" ¿Adonde? "Se tiró abajo del tren" lo escucha gritar mientras su cabecita de seis años gira dentro de un vacío que nunca podra llenar.
Vuelve a abrir los ojos. Ahora son metros y metros de campo y alguna vaca con su tonta mirada las que corren huyendo de él.
¿Hacia dónde quiere ir? No lo sabe pero en el tren siente que el vacío duele menos, se achica.
Quizás el tren no lo acerque a ningún lado y en ese rumbo desconocido,sin destino, sólo quiere experimentar el desaliento que pudo llevar a su madre a arrojarse a las vías entregándose a su paso.
ALICIA
Siempre le gustó viajar en tren, cerrar los ojos y conectarse con el ritmo uniforme que propone el paso del gigante por las vías...como un mantra que lleva a su mente a otras dimensiones.Cierra los ojos y vuela, viaja por mundos desconocidos, nuevas realidades. ¿Hacia dónde quiere ir?
Abre los ojos, las casas con las ropas secándose en las sogas pasan rápido, como los árboles.¿Quién dijo que los árboles no corren? Él hace años que los ve correr apurados hacia el camino contrario al de su tren...ese tren que lo lleva... ¿Adonde?
Cierra los ojos nuevamente. Ahora tiene seis años. Vuelve de la escuela pensando en el juguito de tomate que le tendrá preparado su mamá. Abre la puerta, todos lloran. Su abuela lo abraza,su hermano está tirado en la cama boca abajo ahogando el llanto. ¿Dónde está mamá? Nadie contesta, nadie se atreve. Su papá lo alza: "Mamá murió"...murió, murió murió murió murióooooo...La palabra retumba dentro de su cabeza golpeándole el alma. Sale corriendo. Su hermano se levanta, lo alcanza:"Mamá se fue con el tren" ¿Adonde? "Se tiró abajo del tren" lo escucha gritar mientras su cabecita de seis años gira dentro de un vacío que nunca podra llenar.
Vuelve a abrir los ojos. Ahora son metros y metros de campo y alguna vaca con su tonta mirada las que corren huyendo de él.
¿Hacia dónde quiere ir? No lo sabe pero en el tren siente que el vacío duele menos, se achica.
Quizás el tren no lo acerque a ningún lado y en ese rumbo desconocido,sin destino, sólo quiere experimentar el desaliento que pudo llevar a su madre a arrojarse a las vías entregándose a su paso.
ALICIA
sábado, 5 de septiembre de 2009
Perseguidor-perseguido
Marcos sale de la casa, hace unos minutos besó a su mujer.
Lo persigue una obsesión. La misma que hace meses. Un pensamiento que lo atormenta.
Trata de eludirlo, no puede. Siente sobre su nuca al perseguidor incansable que corroe su mente. Cambia el camino habitual, vuelve sobre sus pasos. Espía desde la esquina la puerta cerrada de su casa. Un hombre con el cuello de su sobretodo levantado se aproxima, lentamente pero seguro. Pienza: Se detendrá, mirará hacia todos lados y entrará. Lo hará, inevitablemente, y ella se dejará atrapar. Yo volveré a mi camino habitual y me liberaré por fin de mi verdugo, la incertidumbre no encontrará en mí la víctima perfecta. El hombre del cuello levantado llega a la puerta, y sin levantar la vista sigue su camino sin detenerse. Marcos mira el reloj, se le hace tarde. Retoma su camino. Otra vez sobre su nuca el perseguidor incansable. Otra vez más fracasó, no pudo eludirlo. Pienza: lo perseguiré hasta encerrarlo. Algún día lo alcanzaré.
ALICIA
Lo persigue una obsesión. La misma que hace meses. Un pensamiento que lo atormenta.
Trata de eludirlo, no puede. Siente sobre su nuca al perseguidor incansable que corroe su mente. Cambia el camino habitual, vuelve sobre sus pasos. Espía desde la esquina la puerta cerrada de su casa. Un hombre con el cuello de su sobretodo levantado se aproxima, lentamente pero seguro. Pienza: Se detendrá, mirará hacia todos lados y entrará. Lo hará, inevitablemente, y ella se dejará atrapar. Yo volveré a mi camino habitual y me liberaré por fin de mi verdugo, la incertidumbre no encontrará en mí la víctima perfecta. El hombre del cuello levantado llega a la puerta, y sin levantar la vista sigue su camino sin detenerse. Marcos mira el reloj, se le hace tarde. Retoma su camino. Otra vez sobre su nuca el perseguidor incansable. Otra vez más fracasó, no pudo eludirlo. Pienza: lo perseguiré hasta encerrarlo. Algún día lo alcanzaré.
ALICIA
Las horas
No se a que hora comenzó todo. Solo recuerdo que fue en ese momento exacto en que el sol se desvanece cansado y la noche empieza a alumbrar. Vos me mirabas temblorosa y asustada con la piel arrugada. Con ese color indefinido entre negro y verde en tus ojos.
Repetías, imitándolo: puta, puta, puta y se te mezclaban lágrimas con rimmel. Yo te seguía cómo podía. Mientras que guardada celosa de todo ese momento en mi caja de recuerdos. Para contármelo después. Para llorar después. Para odiarlo a él que te hacía correr. Y escapar. Y perderte.
No se a que hora comenzó todo. Solo recuerdo que vos estabas triste y que yo me sentí por un momento más tu mamá que tu hija. Que pensé en decirte algo pero no pude porque tuve ganas de vomitar todo el tiempo.
Habían pasado muchas horas (no se cuántas) y a él le seguía brotando sangre del pecho. Y a vos, llanto. Y a mi, miedo. Y a los vecinos, murmullos. Y al policía, gritos.
Cuando volvió a salir el sol habían pasado más horas de las que yo sabía contar. Te busqué por todos lados y cuando no te vi quise salir y una mujer gorda, uniformada me agarró por los hombros y me pidió: ahora no, después.
Habían pasado muchas horas cuando te volví a ver. Ya no repetías ninguna palabra. No me mirabas y yo no podía verte los ojos porque los tenías cerrados, sellados. Pero yo no quise guardarme ese recuerdo en ningún lado y me escapé para no verte. Para no sentir tu piel, ahora lisa, muerta.
No se a que hora comenzó todo. Solo recuerdo que fue en ese momento exacto en que el sol se desvanece cansado y la noche empieza a alumbrar.
Vale
Repetías, imitándolo: puta, puta, puta y se te mezclaban lágrimas con rimmel. Yo te seguía cómo podía. Mientras que guardada celosa de todo ese momento en mi caja de recuerdos. Para contármelo después. Para llorar después. Para odiarlo a él que te hacía correr. Y escapar. Y perderte.
No se a que hora comenzó todo. Solo recuerdo que vos estabas triste y que yo me sentí por un momento más tu mamá que tu hija. Que pensé en decirte algo pero no pude porque tuve ganas de vomitar todo el tiempo.
Habían pasado muchas horas (no se cuántas) y a él le seguía brotando sangre del pecho. Y a vos, llanto. Y a mi, miedo. Y a los vecinos, murmullos. Y al policía, gritos.
Cuando volvió a salir el sol habían pasado más horas de las que yo sabía contar. Te busqué por todos lados y cuando no te vi quise salir y una mujer gorda, uniformada me agarró por los hombros y me pidió: ahora no, después.
Habían pasado muchas horas cuando te volví a ver. Ya no repetías ninguna palabra. No me mirabas y yo no podía verte los ojos porque los tenías cerrados, sellados. Pero yo no quise guardarme ese recuerdo en ningún lado y me escapé para no verte. Para no sentir tu piel, ahora lisa, muerta.
No se a que hora comenzó todo. Solo recuerdo que fue en ese momento exacto en que el sol se desvanece cansado y la noche empieza a alumbrar.
Vale
Otro jueves que pasó
El jueves pasado nos reunimos en nuevo bar, en nueva esquina.
Comimos pizza, charlamos mucho y otra vez volvimos a escribir poco. Ali trató de poner orden pero con Franco seguimos cagandonos de risa y ella se largó a escrbir sola (y muy bien). Cuando con Franco nos pusimos serios también escribimos.
Salieron estas consignas: El desasosiego, la vía, las horas.
Estamos pensando en cambiar de lugar, nuevamente, queremos volver a las fuentes pero por ahora son solo ideas, ya tendrán noticias de nosotros.
Vale
Comimos pizza, charlamos mucho y otra vez volvimos a escribir poco. Ali trató de poner orden pero con Franco seguimos cagandonos de risa y ella se largó a escrbir sola (y muy bien). Cuando con Franco nos pusimos serios también escribimos.
Salieron estas consignas: El desasosiego, la vía, las horas.
Estamos pensando en cambiar de lugar, nuevamente, queremos volver a las fuentes pero por ahora son solo ideas, ya tendrán noticias de nosotros.
Vale
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